viernes, 26 de abril de 2013

Crítica de 'Un lugar donde refugiarse'


Lo peor del visionado de una película como ‘Un lugar donde refugiarse’ (‘Safe Haven’, 2013) es el hecho de que está firmada por Lasse Hallström, quien con ‘Mi vida como un perro’ (‘Mitt liv som hund’, 1985) alcanzó reconocimiento internacional, recayendo en suelo estaodunidense —cómo no, los yanquis siempre robando a los mejores directores— donde realizó películas como la espléndida ‘Las normas de la casa de la sidra’ (‘The Cider House Rules’, 1999), probablemente la cota más alta de su realizador. Siempre con altibajos en su filmografía, desde hace tres films —a falta de ver ‘El hipnotista’ (‘Hypnotisören’, 2012) que supuso una vuelta a su Suecia natal— Hallströn ha caído en picado hacia un cine facilón, simplista y con una peligrosa carga de azúcar. ‘Un lugar donde refugiarse’ podría ser lo peor que ha filmado en su vida.

La película basa su posible interés en el hecho de estar basada en una novela del afamado Nicholas Sparks, que yo pienso que en realidad debería utilizarse para ahuyentar al personal. Ni una sola de sus novelas ha dado una película buena, más bien todo lo contrario, ni siquiera la tan admirada ‘El diario de Noah’ (‘The Notebook’, Nick Cassavetes, 2004) que para un servidor se divide entre una parte muy interesante, la adulta, y una muy ñoña, la joven. Ñoñería que contienen otras adaptaciones como ‘Querido John’ (‘Dear John’, 2010), precisamente dirigida por Lasse Hallström, por lo que el director ya estaba familiarizado con la literatura de Sparks, y como le haya cogido gusto podemos echarnos a temblar.


(From here to the end Spoilers) ‘Un lugar donde refugiarse’ da comienzo como un thriller. Una misteriosa chica intenta por todos los medios huir de la policía que le está persiguiendo. Acaba con sus huesos en un publecito costero de ensueño de esos que sólo existen en las novelas rosas, en los que todo el mundo es bueno y creen en los mundos de Yupi. Allí comenzará una nueva vida al lado de un viudo de muy buen ver y con dos hijos maravillosos. Pero el pasado pronto volverá a la vida de la misteriosa chica y todos descubriremos, a ser posible con cara de asombrados, quién es. Misterio el justo, azúcar para todos, tópicos en cada plano. Y de paso una visión del mundo, y en este caso del amor o las segundas oportunidades, absolutamente falsa.

Pero esto es cine, damas y caballeros no buscamos dramas reales, aunque la película verse sobre una mujer maltratada que huye de su marido que además es detective de policía. Algo así como ‘Durmiendo con su enemigo’ (‘Sleeping with the Enemy’, Joseoh Ruben, 1991) pero mil veces peor. Y da igual que el chico de la película sea un bombonazo, en el cuerpo de Josh Duhamel, que ha tenido que superar la pérdida de su esposa por culpa del cáncer. Estamos ante un cuento de hadas que mezcla con insultante atrevimiento thriller, suspense, comedia, love story, fantastique y moralismo del barato. Primero alternando dos líneas narrativas con intención de despistar al espectador sobre el pasado de la guapa chica, y más tarde introduciendo un elemento fantástico en la historia que desentona totalmente además de ser previsible y subrayar vergozosamente un happy end perfecto. deeben quedar contentos hasta los espíritus.


Hallström no ha tenido ni el más mínimo reparo en manipular al espectador con trampas emocionales que atañen en concreto a ese toque fantástico que el film tiene —una versión barata y mal escrita de las virtudes de M. Night Shyamalan en su trabajo más conocido—; también exagera algunos personajes, como por ejemplo el malvado de la función, cuyo interés inicial va decayendo en histrionismo, distorsión y caricatura. Con esas desventajas está claro que lo tiene jodido ante la honestidad, coherencia y santa comprensión de la nueva parejita surgida de la desgracia, que demostrará la fuerza del amor como quien te da una piruleta con cara de gilipollas.

Quiero pensar, aunque sería ya el intentar justificar lo injustificable, que Hallströn se ha puesto a dormir mientras filmaba y ha confiado en un equipo técnico que ejerce su función sin problemas. Total, este tipo de películas que son como gotas de agua, parecen estar estructuradas por guiones que deben realizar programas informáticos introduciendo previamente ciertos elementos como constantes. Y hala, a lavar cerebros.

Autor: Alberto Abuín (Blog de cine)


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