miércoles, 27 de marzo de 2013

'G.I. Joe: La venganza': ¿Quién dijo miedo?


Tras habernos sorprendido para mal con esa "monstruosidad" llamada 'Van Helsing', la cual prácticamente agotó todo el crédito que había ganado con las dos entregas de su reinvención de 'La momia', Stephen Sommers nos volvió a sorprender pero para bien con la que hoy parece ser la primera entrega de una saga que veremos a dónde llega, si es que pretende y/o tiene alguna posibilidad de llegar a alguna parte, que esa es otra. Sí, no hay por qué negarlo: puede que 'G.I. Joe' fuera lo que parecía que era y que se podría llamar comúnmente "una basura" (yankee si además se tienen prejuicios...), pero a pesar de que la gran mayoría de la humanidad se temía lo peor su orgullo, pasión y desparpajo, de la misma manera que sucede con la saga de 'Transformers', hacían de ella "una basura" a disfrutar sin prejuicios y sobre todo mucha alegría. ¿Qué cabe esperar de 'G.I. Joe: La venganza' sino... más o menos lo mismo? ¿Quién dijo miedo?

Efectivamente, como dicta el sentido común estos nuevos GI Joe's ofrecen básicamente lo mismo que ya ofrecía una primera parte de la que han sobrevivido muy pocos, algo un tanto incomprensible pero que vamos a obviar por el bien de ese espectáculo que a veces, sólo a veces, ha de continuar... O más bien, quizá, y siendo más justos, lo intentan, pues si bien el resultado final no le anda a la zaga si se echa en falta la mano de un director como Stephen Sommers (y unos chistes malos algo mejores). ¿Miedo alguno a que el director de 'Justin Bieber: Never Say Never' sea el director de este segundo round? No exactamente pero si, también. De la misma manera que hay escritores y hay juntaletras hay directores y hay juntaplanos... y mientras que Sommers es de los primeros -sí, lo es...- Jon M. Chu es de los segundos. De ahí la principal y más sustancial diferencia entre ambas películas, que lo que en una era un desparpajo simpático que dotaba de carácter a la película en otra es un proceso rudimentario que entretiene por inercia, y porque no hay que pedirle peras al olmo, que aquí se viene a lo que se viene, blanco y en botella. ¿Quién dijo miedo?

¿Qué esperar de un filme que cita a JayZ en vez de, no sé, a Lincoln? La primera tenía un toque digamos que humano; la segunda es un producto 100% impersonal sin una sola gota de sangre, la guerra bajo un envoltorio familiar. Cuando un gran estudio opta por un director suele dejar claras sus intenciones, ya sea una producción de más o menos millones que para el caso siempre pueden valer para contratar a un buen equipo técnico que saque adelante la faena. 'G.I. Joe: La venganza' vendría a ser la típica película de acción idónea para ver un domingo de resaca, simple, directa y plenamente irrelevante, y en la que a uno en realidad le trae al fresco lo que se supone es su argumento por más que haya quien intente ponerle cara seria al asunto: lo único que importa es que llegue "¡la hora de las tortas!" como diría La Cosa. En otra película hubiéramos sentido lástima por los habitantes de Londres (el Primer Ministro inglés incluso puede que también...), en esta echamos en falta que no vuelen alguna de las otras siete ciudades del mundo que los norteamericanos conocen, para entendernos. Los chistes malos, la voz, el rock duro... como diría Danny Madigan, está pasando. ¿Quién dijo miedo?

Más que funcionar como tal, algo realmente cuestionable, la cinta da el pego siempre a un módico precio como el pasatiempo vago y perezoso que pretende ser, el tipo de película que en la época dorada del VHS nunca hubiera cogido polvo en la estantería. Su colección de convencionalismos o sus ocasionales tonterías no tienen por qué molestar, y si bien sus escenas de acción no son nada del otro mundo (salvo si acaso la lucha en las montañas o la destrucción de Londres, ambas ya vistas en los tráilers) al menos no se hacen repetitivas, pesadas y/o cansinas. Sí, es cierto que ha medida que pensamos en ella y ya en frío le vemos numerosos defectos, tantos que abruman, como desperdiciar un argumento que parte con un impostor en la Casa Blanca que hubiera dado para mucho más, que su clímax sea de lo más pobre y rancio o que su 3D sea de esos que lo visten como puta y provocan que James Cameron se revuelva en su tumba. Oiga, pues sí, es cierto, ni aún con las curvas de Adrianne Palicki (haciendo de Sienna Miller) ni las presencias testimoniales de Bruce Willis (en modo Nicolas Cage) o un incomprensiblemente breve Channing Tatum, cuya "extendida" química junto a Dwayne Johnson apuntaba maneras... pero, ¿y quién dijo miedo?

Sinceramente, sabía a lo que iba y si bien no puedo decir que me gustase... si puedo decir que me entretuvo aunque la ligera sensación de decepción ahí está, y eso porque a la primera que caray, la ví con el cuchillo en la mano y al final quien me lo clavo fue ella en el pecho de la misma manera que en su momento 'Deep Rising', cuando me aprendí el nombre de Stephen Sommers. No obstante a medida que pienso y tecleo son más los detalles que me incitan a pensar en lo relativamente mundano que ofrece esta secuela que, por cierto, se pasa por el forro lo que acontece en la primera casi lo menos como si alguien hubiera pulsado el reset. Por ello me voy a permitir el lujo de recuperar algunas de las palabras que en 2009 escribió nuestro compañero Bombardero en relación al primer filme para así, ya de paso, mantener vivo el recuerdo de un compañero prácticamente caído en acto de servicio por culpa de los quehaceres del día a día: Como alguna que otra vez ya he dicho, el cine es un negocio más, y como tal se basa en conseguir un producto que se venda bien y rentabilice la inversión. Eso es lo que lo resume todo, en realidad, si bien con el 2 por delante del "nunca segundas partes fueron buenas" ahora es cuando le toca a la audiencia decidir... ¿Quién dijo miedo?

Autor: Juan Pairet Iglesias (El Séptimo Arte)

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