Como si se tratara de celebrar los 50 años de una de las comedias claves
del cine del Desarrollismo, 'La Gran Familia' (Fernando Palacios,
1962), Daniel Sánchez Arévalo se saca de la manga una no menos clave
película que refeja, como aquella, lo que hoy es, somos, España y los
españoles. Una boda más bien zaparrastrosa y la final del Mundial de
Fútbol de Sudáfrica que, lo dice la ficción, no este cronista, nos
alejará de la condición sempiterna de perdedores, son las coartadas que
el director emplea para obligarnos a mirar un espejo que nos refleja:
gritones, amantes de la fiesta, un poco cortos de entendederas, mancos
en lo que hace a la expresión de los sentimientos.
Hablo de hombres, claro, el gran tema del cine de Sánchez Arévalo: de eternos adolescentes, de inmaduros crónicos. Ellas son otra cosa, y saben resolver mucho mejor el peliagudo tema del deseo. Pero lo que más sorprende de la última criatura del autor de 'Gordos' (2009) es justamente la tremenda (bien que convenientemente enmascarada) desilusión que arrastran los personajes, todos perdedores sin remisión. Cruda pero sin herir, 'La Gran Familia'... es un seguro buen paso más en la carrera de nuestro más inspirado autor joven de comedias.
Autor: Mirito Torreiro (Fotogramas)
Hablo de hombres, claro, el gran tema del cine de Sánchez Arévalo: de eternos adolescentes, de inmaduros crónicos. Ellas son otra cosa, y saben resolver mucho mejor el peliagudo tema del deseo. Pero lo que más sorprende de la última criatura del autor de 'Gordos' (2009) es justamente la tremenda (bien que convenientemente enmascarada) desilusión que arrastran los personajes, todos perdedores sin remisión. Cruda pero sin herir, 'La Gran Familia'... es un seguro buen paso más en la carrera de nuestro más inspirado autor joven de comedias.
Autor: Mirito Torreiro (Fotogramas)
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