viernes, 31 de mayo de 2013

'R3sacón': Efectos secundarios


Si la segunda parte venía a ser una especie de cruce entre una secuela y un remake de la primera, este tercer capítulo de la trilogía 'Resacón' vendría a ser una especie de "efecto secundario". No es tanto una secuela como un "hagamos una tercera que las otras dos tuvieron éxito", para entendernos de forma tan clara, sencilla y directa como lo es la propia película. Lo uno no quita lo otro, y esta producción "de verano" es tan consciente de sí misma que funciona perfectamente como eso mismo, como simpática producción "de verano". Como sus antecesores. O una especie de derivado que deja de lado el patrón de los dos primeros filmes para, a través de cierta pericia industrial, ofrecer una tercera función igualmente eficaz y entretenida, y en suma igualmente satisfactoria, aunque del mismo modo que ya ocurría con la segunda carezca de la chispa de la primera.

En una comparación totalmente fortuita y aleatoria, como todas, un servidor siempre ha considerado que 'Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia!' venía a ser a 'Resacón en Las Vegas' lo mismo que 'La jungla 2. Alerta roja' lo fue a 'La jungla de cristal' original, una especie de secuela que reutilizaba el mismo esquema argumental y los mismos elementos para ofrecer un resultado similar... que no exactamente igual, y en donde se suplía el factor sorpresa por una mayor aparatosidad. O lo que vendría a ser, por norma, una secuela. Para entendernos. Siguiendo con esta comparación 'R3sacón' podría pasar por ser como la tercera entrega de las aventuras de John McClane para con sus títulos precedentes, un film en constante movimiento que se reengancha a través de algún elemento del primer filme para, finalmente, introducir a sus personajes en una dinámica distinta.

La diferencia principal -que no la única- es que John McTiernan empleó en aquel entonces un guión original "que se encontró", y que fue posteriormente remasterizado al gusto de McClane, mientras que Todd Phillips "lo ha buscado" a partir de los retazos de la primera y la segunda. Y todo ello en base a la necesidad, por supuesto, la necesidad de responder ante el éxito con una tercera parte pues, ya se sabe, que las trilogías están de moda (¿verdad Peter?). Un punto y final que no obstante, y como marcan los cánones industriales, se reserva la posibilidad de una cuarta por si acaso (y que dicho en otras palabras significa que, por favor, no se levanten en cuanto aparezcan los créditos...). En 'R3sacón' no hay ni una gran historia que contar ni unos grandes personajes que desarrollar: se trata básicamente de pasarlo bien, de salir "de marcha" una vez más.

Phillips se dedica a reciclar los diversos ingredientes ya presentes en los otros dos filmes para, de la misma manera en que lo es Alan, convertir a la cinta en una especie de "hijo de papá". No se trata necesariamente de vivir de las rentas, pero sí existe una dependencia casi congénita que por otro lado respalda el principal "fallo" de la función: que de tanto sacar punta a lo que ya conocemos (los casi irritantes Galifianakis & Jeong), por inercia, se despreocupa por completo de aportar algo "nuevo", léase por ejemplo lo desaprovechado que está el casi siempre excelente John Goodman (o que Justin Bartha siga estando de adorno). La cinta se dedica a servir ante todo al fan, a ese espectador predispuesto a reírle de nuevo las gracias sin apenas ambición por conquistar nuevos horizontes y/o espectadores. De ahí que se recupere a personajes como el "Doug negro" o localizaciones como Las Vegas, guiños que hay que ver más como pistas de una reedición de un Grandes Éxitos (sin remasterizar).

El resultado es igualmente entretenido, ágil, simpático e incluso bastante divertido, a ratos, ya sea por méritos propios o heredados, pero al igual que ocurría en Bangkok le pesa la sombra de la primera. Y no porque este ya un clásico moderno fuera el filme brillante que no es, no, sino porque resultaba fresco, porque sorprendía, porque era "distinto". En esta tercera entrega nada de esto ocurre, para bien y para mal -según se quiera ver-, si bien el sabor de boca que nos deja es tan satisfactorio como el de anteriores ocasiones, como cuando uno se reencuentra con un viejo amigo aunque sea para tomar café en vez de una cerveza. Al fin y al cabo cuando sales de copas no siempre te acuerdas, no siempre es perfecto, no siempre es memorable. Pero eso da lo mismo, lo importante es la sensación de "me lo he pasado bien". Pues eso, nos lo hemos pasado bien.

Autor: Juan Pairet Iglesias (El Séptimo Arte)

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