jueves, 16 de mayo de 2013

Crítica de "Iron Man 3"


El listón económico, claro, que del artístico ni hablemos. Es fácil en las secuelas caer en la tentación: hay una vía abierta que es más grande que el Cañón del Colorado, así que tiro por ahí, tuneo aún más el coche y listo. Pero, evidentemente, eso sería una boutade carente de otro color que no sea el del oro.

Por eso se agradece a Shane Black el camino de minas que ha escogido. que ha sido quitar la máscara a Stark y hacerlo más humano, pero lo ha hecho sin prescindir de la pirotecnia, a la que ha llevado a su máximo nivel. Es una buena decisión teniendo en cuenta que el que está dentro de la máscara es Robert Downey Jr., un grandísimo actor al que dicho antifaz estaba ahogando con esos juegos de narcisismo prepotente y ególatra que no le dejaban ver su gran faz.

Así que tenemos un circo con varias pistas: el espectáculo en sí, ampliado mil veces con multitud de Iron Man en escena; la presencia, impagable, de un formidable Ben Kingsley en el Mandarín, los giros acertados de guión con sus diálogos y, sobre todo, la faceta personal, de acción y mente, de un Stark más humano y cercano, con sus temores, sus dudas y vacilaciones. Y el mérito de Black es que ha logrado que todo funcione. Con la que está cayendo ya es mucho.

Autor: José Manuel Cuéllar (Diario ABC)

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