viernes, 3 de mayo de 2013

Crítica de "La cocinera del presidente"


La modestia es la mejor receta para una buena gastronomía fílmica, sin caer en los presuntuosos vericuetos de la cocina de autor. Christian Vincent lo demuestra en La cocinera del presidente. Una obra sin pretensiones, donde el placer de la comida se erige en metáfora de la conducta humana. Evita el esquema del biopic, pero recrea los pasos de Danièle Delpeuch, restauradora solicitada por el presidente de la República para ejercer como su chef particular.

Como escribió Brillat-Savarin, autor en 1825 del primer tratado de gastronomía: "De todas las cualidades del cocinero, la indispensable es la exactitud". Tal es la virtud de la protagonista. Una valerosa mujer (Catherine Frot) que cocina para un presidente abrumado por la soledad. Ninguneada por el jefe de cocina del Elíseo, sólo aguantaría un par de años en los fogones, viendo pasar un amplio menú de políticos corruptos y aduladore.

Autor: Lluís Bonet (La Vanguardia)

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