La nueva subjetividad de la era del fotolog y el narcisismo de las narrativas del yo no parecen respetar ni a la mismísima muerte: quizá era inevitable que el efecto 'Crepúsculo' acabase inspirando una reescritura de 'Romeo y Julieta' con un Montesco zombi. Pero, al menos, cabe celebrar que la operación haya desembocado en una película tan contradictoria y excéntrica como la que ha firmado Jonathan Levine a partir de la novela de Isaac Marion. Este crítico ignora si el original literario incorporaba el contrapeso irónico que sitúa la película en una tierra de nadie entre 'Zombis Party' (Edgar Wright, 2004) y la saga de Stephenie Meyer, pero este cóctel de tonos dispares es, al mismo tiempo, el principal elemento redentor y la insalvable debilidad de la propuesta.
'Memorias de un zombie adolescente' se abre con un monólogo interior del muerto viviente protagonista (todo un hallazgo) y concluye con un clímax que juega, con calculada ambigüedad, a la idea del amor como fuerza transformadora, casi en una inconsciente respuesta teen, pop y ligera a esa apocalíptica, aparatosa y desnortada 'It’s All About Love' (Thomas Vinterberg, 2003). Levine maneja el material con astucia, pero le pierde una de las grandes debilidades del cine comercial contemporáneo: querer contentar a todos.
Autor: Jordi Costa (Fotogramas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario