lunes, 22 de octubre de 2012

Crítica de Lo Imposible, de J.A Bayona


Lo Imposible comienza con una frase en fondo negro de la que finalmente se destacan dos palabras: “historia real”. Es un reclamo y una declaración de intenciones, porque Juan Antonio Bayona y Sergio García Sánchez han querido ser escrupulosamente fieles y respetuosos con el fondo de la historia vivida por la familia de María Belón, una historia increíble, la de una familia víctima del tsunami, dividida por el agua, y que acaba reencontrándose en medio del caos.
El problema de ser tan fieles a unos hechos y al fondo de los sentimientos de la familia superviviente, es que limita de antemano las posibilidades de una historia que juega, por necesidad, la baza de emocionar sí o sí a base de sacar lo mejor de cada pequeño momento vivido. El problema es que, aunque suene duro decirlo así, dentro de lo insólito de la catástrofe y del lugar que el azar jugó en el destino de esta familia, el resto es extremadamente convencional.
© Warner Bros.
Es inevitable ver similitudes entre esta película y El Imperio del Sol. En ambos casos se cuenta cómo una familia es dividida por un acontecimiento terrible, y también en ambos, aunque más claramente en la de Spielberg, el peso de la historia recae en un chaval de 12-13 años. En las dos películas hay un objetivo claro de su protagonista, encontrar a los seres queridos, pero donde la de Spielberg se permite crear personajes y situaciones originales, en la película de Bayona se nota ese tope creativo que supone lo real. Uno se puede permitir muy pocas licencias en la historia si prioriza la fidelidad ante cualquier otro aspecto.
La baza obvia, la emotiva que va de la mano de los personajes, está explotada al máximo dentro de lo que las situaciones vividas daban de sí, pero salvo algún momento muy concreto la película me dejó bastante frío en ese sentido. Los protagonistas que no tienen nada especial para engancharnos más allá de su tragedia. Sólo sabemos de ellos que son una familia de clase meda en vacaciones, y únicamente el hijo mayor, Lucas (Tom Holland) muestra alguna contradicción interesante.

Más allá del contexto quizás la historia no daba para una gran película sin, para ello, tomarse unas cuantas licencias creativas.

Los secundarios tampoco ayudan, los hay solidarios y los hay que no, pero tampoco se explota eso especialmente. Lo más relevante que hace uno de ellos consiste en prestar un teléfono para llamar a casa. Un gesto que queda en anecdótico porque ese teléfono nunca es vital, sólo sirve para dar salida a un momento emotivo. Así hay pocas posibilidades de sorpresa, más aún si el grueso de la película consiste en ver a los protagonistas buscando a su familia de aquí para allá y de allá para acá, y donde la mitad de los diálogos son nombres propios a grito pelado. Así que al final es inevitable tirar de situaciones lacrimógenas bastante trilladas para emocionar (cosa que, siendo honestos, funcionaba de perlas entre el público).
© Warner Bros.
Así que la baza principal que le queda a Bayona para tratar de sorprender al espectador es la que atañe estrictamente a su trabajo, es decir, trasladar a imágenes y sensaciones esos hechos, y es ahí donde el director se luce siempre que el guión se lo permite. La escena del tsunami, la del reencuentro, con el azar como protagonista, y la del sueño/recuerdo del personaje de Naomi Watts, permiten a Bayona sacar lo mejor de sí mismo. Demuestra que puede resolver cojonudamente una escena de acción monstruosa, resaltando tanto lo más evidente y como los pequeños detalles y sensaciones. Es aquí donde las sensaciones se hacen más palpables y especiales.
Que no se me entienda mal, no pretendo ser frívolo, estoy convencido de que aquel tsunami dejó una huella terrible en la familia Belón y en los demás supervivientes de la tragedia. Pero el espectador de cine está harto de ver historias sorprendentes y emocionantes, eso es lo que diferencia el cine de la vida real. Historias donde casi siempre son los personajes originales, las escenas reinventadas y los pequeños detalles lo que las hacen especiales. De eso hay poco en Lo Imposible. Es por ello que uno se pregunta por qué adaptar la historia de esta familia y no otra. Más allá del contexto quizás la historia no daba para una gran película sin, para ello, tomarse unas cuantas licencias creativas.




Noticia original:
http://www.lashorasperdidas.com/index.php/2012/10/13/lo-imposible/

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