viernes, 22 de febrero de 2013

'El atlas de las nubes': El efecto mariposa


He de admitir que de inicio le tenía mucho respeto a esta película, especialmente debido a una siempre temible duración de cerca de tres horas que unidas a un argumento pretencioso y repleto de líneas temporales, personajes e historias entrecruzadas de claras connotaciones metafísicas puede suponer algo bastante peliagudo para la voluntad de cualquier mortal. Puede serlo… o puede no serlo. Todos tenemos nuestros días. También he de admitir que a la salida del cine no sabía muy bien que pensar sobre lo que acaba de ver si bien tenía clara una cosa: que fuera lo que fuera me había gustado, puro instinto, y lo bastante además como para intuir que esa sensación iba a crecer y a crecer con el paso de los minutos, las horas y los días. Y así ha sido. Porque 'El atlas de las nubes' es un filme que conviene reposar, un filme al que se aconseja dejarle tomar forma en nuestra cabeza y en nuestro corazón... el tiempo que haga falta. Esto sin embargo no significa necesariamente ni que vaya a sentarle bien o que sea para bien, no. Porque a mí me ha entusiasmado, sí, pero de tal manera que entiendo que haya a quien la pueda detestar en igual medida... de ahí en parte su grandeza.

Muchos fueron los pensamientos que de toda raza, género, creencia o condición cruzaron por mi cabeza durante el visionado de esta OBRA. No voy a entrar en los detalles porque sería aún más aburrido por más que "todo esté conectado", aunque sea en cierta forma y a la manera de cada cual. Algo así como el efecto mariposa, para entendernos. Lo importante no son tanto las tonterías que se puedan pensar como el simple hecho de pensar, y es que incluso aún durante su primera y más morosa hora, lo que tarda su narrativa en empezar a arrollar -que no apabullar- y sus piezas a encajar, uno se encuentra absorto ante el canto de esta lúcida, preciosista y elegante mirada "sustancial" que al igual que la trilogía de Matrix pretende sumirse de lleno en la reflexión como si de un nuevo credo se tratase. La diferencia fundamental, quien sabe si gracias a la presencia de Tom Tykwer entre los hermanos Wachowski, es que en esta ocasión el artificio está puesto al servicio de la narrativa ofreciendo un filme mucho más equilibrado, compacto, sentido y convincente a nivel espiritual y argumental -cortesía del original de David Mitchell-, mucho más solvente al margen de su por otro lado excelente acabado visual y sonoro, no más que un personaje secundario que aporta la credibilidad necesaria al esfuerzo de su atareado elenco principal por sobrevivir bajo según qué éxcentricos maquillajes (su punto más "cuestionable").

Pero si hay algo que define ante todo a ‘El atlas de las nubes’ es que se trata más que de un filme de una obra, en una palabra, fascinante... sí, lo han leído bien, fascinante, tal y como la describe Josep Parera para el Imágenes de Actualidad, mención me veo obligada ante el riesgo de ser acusado de plagio o similar. Ahora bien, el hecho de que un filme pueda alcanzar la más que honrosa categoría de poder ser descrito como fascinante, algo que muy pocas veces ocurre al año, no quiere decir que sea por ello necesariamente ni una producción magistral ni un filme horrendo... sin dejar de poder ser ambas cosas incluso a la vez, de ahí que aunque un servidor se decante por la primera ni rechace ni deje de comprender la evidente posibilidad de que otros opten por la segunda; es más, y a la manera de su hoy rival en la cartelera española, 'Siete psicópatas', un filme fascinante suele estar marcado por su propia imperfección, sello indiscutible con el que ratificar su identidad. Parera, en el mismo artículo para la citada revista, pone de ejemplo 'El árbol de la vida', pero un servidor se va a ir más lejos en busca de una mayor cercanía espiritual y una mayor apuesta personal, 'Blade Runner'. Un filme -me la juego- al que el tiempo pondrá en su sitio como lo hizo con el filme de Ridley Scott, una obra incomprendida en su momento y a todas luces imperfecta que el tiempo ha convertido en una OBRA fascinante... aburrida, pero fascinante.

Un filme adelantado a su época lo llaman algunos, otros dirían que un 'Golpe en la pequeña China'. 'El atlas de las nubes' es un filme magnético, que para bien o para mal nos sumerge en su propuesta con el fin de reaccionar exaltadamente a favor o en contra salvo que se sea de sueño fácil. Uno de esos filmes a los que intentar encajar dentro de los convencionalismos del buena/mala resulta inútil, vacuo e impreciso. "Es complicado", podríamos decir. Porque para nada es un filme convencional aunque buena parte de sus elementos lo puedan ser; la clave está en la suma de sus partes, en el voluntarioso trabajo de su reparto y en la excepcional banda sonora que los acompaña; en un siempre complicado equilibrio que abarca todo tipo de registros, ingredientes y emociones como si tal cosa, y en donde sus líneas argumentales, a través de un soberbio montaje, se intercalan constantemente de tal manera que casi casi se podría decir que inhalan y exhalan a la vez, compartiendo un mismo corazón en lo que es un complicado y arriesgadísimo tour de force a la manera de la excepcional 'Magnolia', a la que se le añade un contexto sci-fi y seis líneas temporales distintas con las que jugar que, agitadas con el mismo ritmo, agilidad y maña, y al igual que ocurre con las tres horas de Paul T. Anderson se insinúe que las manecillas del reloj son las que nos quieren engañar.

La apuesta que supone un proyecto tan ambicioso como 'El atlas de las nubes', con unas intenciones en busca de un resultado de tan altas expectativas, es a la vez su principal argumento tanto a favor como en contra, y en gran medida la fuente de todo su fundamento: un filme que siempre podrá ser visto tanto como la sombra de su ambición como la proyección de esta misma ambición la cual, además, no le deja como alternativa posible ser una más, tan sólo el fracaso o la victoria. En cualquier caso estamos ante un filme de visionado imprescindible. Un filme que es todo y nada a la vez. Un filme que lejos de ser un filme es una obra... maestra o no el tiempo lo dirá, si bien ya es cierto que el simple hecho de que admita a trámite la posibilidad es todo un honor al alcance de muy pocos. 'El atlas de las nubes' partía con esa expectativa, con esa ambición, y muy posiblemente se le puedan echar en cara una serie de cosas que sean irremediablemente ciertas. Pero también es posible, sólo una posibilidad, que entonces hablásemos de una gran película, sólo una gran película. 'El atlas de las nubes' no lo es... de ahí que sea, en una palabra, tan fascinante. Y puede que no lo vean, pero mientras le pongo el punto final a este texto mientras escucho por enésima su banda sonora en apenas tres días me he llegado a emocionar, casi tanto como al final de una de las películas del pasado o de este año, para el caso.

Autor: Juan Pairet Iglesias (El Séptimo Arte)

No hay comentarios: