lunes, 5 de agosto de 2013

Crítica de "Guerra Mundial Z"


Gerry Lane, un ex-investigador de la ONU que ha decidido abandonar una vida viajando de país en país para centrarse en su familia, esta a punto de disfrutar de un bonito día con los suyos. En medio de un atasco en la ciudad el ambiente se torna raro. Una explosión a una considerable distancia asusta a todo el mundo. De pronto estalla el caos, la gente empieza a huir en todas direcciones sin que se vea de qué. Gerry decide sacar a su familia de ahí y se da cuenta de que hay gente atacando a otra gente. Las víctimas tardan sólo unos instantes en convertirse. La plaga es instantánea.

Así comienza Guerra Mundial Z, una nueva incursión en la mitología zombie pero que en esta ocasión se centra mucho más en investigar el origen de todo que en retratar a un grupo de personajes luchando por sobrevivir. Centrándose especialmente en el personaje de Gerry Lane, interpretado por Brad Pitt, la película se estructura como una especie de mix entre Estallido y Contagio, haciendo hincapié a nivel narrativo en todos los elementos que ayudan a construir un thriller, como pasaba en la película de Wolfgang Petersen, pero también dando aire a reflejar los efectos de una misma enfermedad en países con culturas y niveles sociales muy diferentes, algo más reconocible en la cinta de Soderbergh.


Precisamente, Contagio era un título muy coral, algo similar a la novela en que se basa esta película, pero que a la hora de trasladarla al cine han decidido cambiar para dar un personaje de enganche directo con el público. Porque hay una idea que la película no deja de lado en ningún instante, esto es un blockbuster. Es por eso que la película no renuncia en ningún instante a escenas de acción, suspense y terror, no se puede permitir aburrir al espectador (o al menos eso es lo que Pitt y otros productores entendieron al final). Fue esa misma necesidad la que hizo que Paramount decidiera rodar casi media peli de nuevo tras un rodaje problemático, constantes cambios en el guión sobre la marcha y ver un primer montaje que les resultaba aburrido o, me temo, demasiado poco “comercial” para una película con un presupuesto cercano a los 200 millones de dólares. Me temo que nunca lo sabremos con seguridad.

De todas formas, sea cual sea el motivo, hay que reconocer que la película ha resultado mucho más efectiva y disfrutable de lo que mucha gente temía, ya que los precedentes en los que ha habido este tipo de situaciones, películas que han provocado ataques de pánico entre los productores, siempre habían hecho notar el parcheado, ya fuese en la trama o en el tono. Lo que en cambio no disimula en absoluto es la intención de que este título sea el primero de varios, porque sin destripar nada, sí que hay que decir que el final es tan a capón que queda un regustillo mucho más parecido al de haber visto un piloto de una serie que una película. No es que el final sea abierto, sino que directamente despacha todo lo visto previamente como un “esto es sólo el principio”.

Ese final, junto con una trama personal clara pero poco exprimida, son quizás los puntos más flojos del título. El personaje de Brad Pitt tiene un arco personal en torno a su familia que tiene su cierre de cara al final, pero que sin embargo no se explota demasiado. Hay una idea de sacrificio, del dilema entre el bien común o el bien personal, sobre responsabilidades, que está presente varias veces pero que no pasa de ser una herramienta de guión más que una trama que debería resultar más emotiva, con una mayor sensación de riesgo afectivo.


Llegados a este punto ya os estaréis preguntando ¿pero los zombis molan? Sí, molan bastante y hay escenas de todo tipo con ellos. Otra de las virtudes de la película es precisamente esa, a través de diversas escenas explotar casi cualquier variante posible, desde escenas como las vistas en los tráilers, con los zombis como una marea humana de muerte, a otras de tensión y calma chicha face to face. Además, como el proceso de infección es relativamente rápido, lo utilizan claramente a favor de la película generando situaciones donde por un despiste pasamos en unos segundos a un caos absoluto.

Pitt, que también produce, al final consigue salvar los muebles con un título que tiene más virtudes de las que uno hubiese esperado vistas las vicisitudes del proyecto. Los puntos flacos no chirrían demasiado y dejan más una sensación de trabajo poco pulido (seguramente por todos esos cambios y vaivenes) que de fracaso. Puntos flacos pasables porque el resto es más que decente, porque dentro de ciertos límites del género y del tamaño de la producción, la película intenta generar imágenes que queden en tu retina, que salgas habiendo pasado dos horas estupendas, con varias escenas potentes y suficientemente diferentes entre si que hagan de la película algo suficientemente distinto y reivindicable en el vasto universo cinematográfico zombie. El mayor “pero”, es precisamente esa sensación de capítulo piloto que comentaba antes. Una sensación que, unida al hecho de saber que muchas tramas y puntos de vista se perdieron en la adaptación, hace preguntarse si la novela original no era más carne de tele que de cine.

Autor: Javier Ruiz de Arcuate (lashorasperdidas)

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