lunes, 2 de septiembre de 2013

'Kick-Ass 2, con un par': KiKas into your Ass


Hará un par de semanas se estreno en los cines 'Aviones', spin off de la franquicia de 'Cars' concebido originalmente para el mercado doméstico. Y ahora se estrena 'Kick-ass 2, con un par', que puede pasar por ser algo parecido, o peor aún si tenemos en cuenta el potencial y expectativas de una y otra. "Del mundo de Kick-Ass" se podría decir nos llega esta pobre derivado que malvive de las sobras de la primera, una rutinaria y perezosa producción que se diría concebida por compromiso e inercia para el mercado doméstico la cual, si tiene alguna posibilidad de sobrevivir, es básicamente por el recuerdo de la primera, de la que no es más que un eco que poco a poco se va apagando hasta quedarse en nada mediado su metraje. A partir de ahí, como si de una de la Marvel hecha por Albert Pyun fuera...

Lo peor de 'Kick-Ass 2' no es tanto que como película sea más bien flojita y muy limitada, a la altura de cualquier videoestreno protagonizado por la sombra de Steven Seagal y similares. Es que como secuela viene a ser bastante mediocre en líneas generales, sin mejorar o aportar nada a su precedente. Segundas partes nunca fueron buenos es un dicho apadrinado, precisamente, por producciones como esta con la que, además, se corre el riesgo de mancillar el nombre de un primer título muy potable, y que sin ser ninguna maravilla al menos sí se dejaba ver con gracia, bastante a ratos, siendo capaz incluso de hacerse un nombre y con un pequeño rincón en el corazón de unos cuantos. Porque puestos a escoger 'Super' es mejor, sí, ¿pero cuantos hay que no conozcan quién es 'Kick-Ass'? Y en cierta manera, con razón.

Cuando uno hace una secuela se espera más de lo mismo, es cierto, pero al mismo tiempo se espera que sea y/o parezca algo distinto, lo suficiente como para resultar a su vez "fresco" de alguna manera. No necesariamente mejor, pero si, especialmente, que no sea sensiblemente inferior. Y sobre todo que tenga una razón de ser más allá de rendir pleitesía al símbolo del dólar... y en ese sentido, o en cualquiera de ellos, 'Kick-Ass 2' fracasa por completo. Pero peor aún, da la sensación de que este fracaso no es más que la consecuencia lógica de un producto que, en apariencia, no pretende ser ni distinto, ni fresco, ni mejor... ni tan siquiera tener una razón para vivir que no sea, lisa y llanamente, aprovecharse del nombre (y los fans) de la primera para sacarse algún dinerillo. O una secuela saca-cuartos, para entendernos, que se hace la graciosa en vez de ser graciosa.

'Kick-Ass 2' parece concebida desde y para el fracaso, sin ambición. Perezosa, anodina, insípida, rutinaria, convencional, plana. Este cruce entre 'El justiciero de la ciudad' y el 'El gran héroe americano' perfectamente podría pasar por un direct-to-video que se vale de una licencia ya conocida para engatusar a los herederos del VHS. Un eco de la primera, como decía anteriormente, y que a medida que avanza empeora antes que mejorar hasta caer en la nada. Las expectativas del comienzo, de las posibilidades de un material con mucho potencial, se ven destrozadas en cuanto se pierde lo último que se pierde, la esperanza, de que en algún momento por fin va a arrancar, de que al final remontará. Siempre ahí, amenazando sin explotar una condición que, a la postre, se acerca más a convertirse en la hermanastra de 'Chicas malas' que en la prima lejana de 'Watchmen'.

'Kick-Ass 2' es la sombra de la primera, de cuyas rentas y/o desechos se alimenta. Una especie de re-edición del 'Capitán América' perpetrado por Albert Pyun en 1990 a la que sólo el posible empuje del cariño hacia sus personajes, que hacen lo que pueden, puede ayudarle a alcanzar la meta aunque sea despojada de dignidad. Claro es que la primera tenía de director de orquesta a Matthew Vaughn, no al mucho más corriente Jeff Wadlow, director de 'Rompiendo las reglas' que aquí no rompe ni una sin saber aportarle gracia a un homónimo impreso que, por otro lado, igualmente dejaba mucho que desear, especialmente de cara a su original. Y es que esa es la clave, este segundo 'Kick-Ass' no tiene gracia. Ni alma. E incluso aburre. Y molesta. Especialmente cuando uno repara en lo buena que podría ser, en el potencial de algunas de las ideas que subyacen en el concepto... Pero no, de igual manera que el Gus Van Sant de 'Jay y Bob el Silencioso contraatacan' sus responsables estaban distraídos contando los billetes.

Autor: Juan Pairet Iglesias (El Séptimo Arte)

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