miércoles, 25 de septiembre de 2013

Crítica de "Rush"


En 'El Desafío: Frost contra Nixon' (2008), su primera colaboración juntos, Ron Howard y el guionista Peter Morgan capturaron el origen de una nueva manera de entender el periodismo, por lo que resulta adecuado que 'Rush' sea la crónica de un fin de era: la de la Fórmula 1 entendida como gran espectáculo hedonista y sobrevolado por la tragedia.

Detectamos aquí más paralelismos con 'Gimme Shelter' (1970), el documental de los hermanos Maysles, que con el reciente 'Senna' (Asif Kapadia, 2010), porque a Morgan sólo le interesan los pilotos como estrellas del rock subidas en ataúdes rápidos, símbolos freudianos que se definen por su erótica pulsión de muerte (James Hunt) o por su deseo de matar al padre (Niki Lauda).

El choque entre dos fuerzas opuestas (la disciplina espartana y el placer dionisíaco) vuelve a propulsar la colaboración de dos mentes creativas que funcionan mejor cuanto menor sea el nivel de artifcio. La vibrante sensación de urgencia que Howard y su operador imprimen a los diálogos puramente morganianos (mención especial al reencuentro con el Lauda post accidente) no brilla del mismo modo en las secuencias de conducción, tan pedestres que restan espectacularidad a lo que, por méritos actorales, debería haber sido el drama del año.

Autor: Noel Ceballos (Fotogramas)

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