Siete años le ha costado al director mexicano Alfonso Cuarón sacar adelante su nuevo proyecto tras la fantástica ‘Hijos de los Hombres’ (‘Children of men’, 2006) y no nos extraña, porque la espectacularidad ‘Gravity’, su última película, bien merecía cocinarse lentamente. Encargada de inaugurar la pasada edición del Festival de Cine de Venecia, donde causó sensación, lo nuevo de Cuarón se vio hace unos días en el Festival de San Sebastián, volviendo a dejar a todos clavados en la butaca.
En ‘Gravity’, Sandra Bullock interpreta a la doctora Ryan Stone, una brillante ingeniera especializada en medicina en su primera misión en un transbordador con el veterano astronauta Matt Kowalsky —George Clooney— al mando de su último vuelo antes de retirarse. Pero en un paseo espacial aparentemente de rutina se desencadena el desastre: el transbordador queda destruido, dejando a Stone y Kowalsky compleramente solos, unidos el uno al otro y dando vueltas en la oscuridad. Un tour de force visual e interpretativo sobre la supervivencia, la valentía y la fortaleza.
‘Gravity’, la soledad del espacio
No me arrepiento al decir que ‘Gravity’ ha sido la segunda película en 3D que he visto en toda mi vida —la primera fue ‘Pina’ de Wim Wenders (id,2010), así que imaginad mi interés en el formato—, pero lo cierto es que no podría entender la cinta de Cuarón sin ser vista con las dichosas gafas. Y es que ‘Gravity’ es una película que hay que experimentar y vivir, dejando que te arrastre a la soledad y desesperación del espacio. Y creo que hasta la fecha, ninguna película en 3D había conseguido lo que consigue ‘Gravity’, que flotemos literalmente en el espacio. No tengo muy claro que la cinta funcionara de la misma forma vista en 2D, y es que parte de la gracia es la de sentirse completamente envuelto y flotando en gravedad 0.Tras el pase de prensa en San Sebastián, que el propio Alfonso Cuarón se encargó de comprobar que iría sobre ruedas, un amigo me comentó que ‘Gravity’ supondría un antes y un después en la forma de entender el cine en 3D y es que Cuarón consigue que el espectador viva esa angustia agorafóbica de estar perdido en el espacio con la clara certeza de que el fin está cerca. Lo nuevo de Cuarón es la digna definición de cine espectacular para las masas, trepidante y que no da un respiro.
El 3D es la clave fundamental para hacer destacar esta historia sobre la lucha por la supervivencia del más débil, el renacimiento de una mujer que lo ha perdido todo y todo esto, Cuarón nos lo narra de una forma magistral, con metáforas visuales increíbles y recursos narrativos directos, efectivos y desarmantes.
El renacer de Sandra Bullock
No quiero hablar mucho del contenido de la película porque es de esas cintas con las que hay que dejarse llevar y sorprender, pero si puedo aventurarme a decir que ‘Gravity’ supone el renacer de Sandra Bullock en muchos sentidos. Aunque ya había demostrado en títulos como ‘Crash’ (Paul Haggis, 2004) que podía ser más que actriz de comedia romántica, no es hasta ‘Gravity’ cuando deja bien claro que se ha convertido en una gran actriz que se echa a sus espaldas todo el peso de la película de Cuarón con un trabajo físico y psíquico espectacular.‘Gravity’ pasa, sin duda, al Olímpo de las películas del siglo XXI y de hecho, iría un paso más allá diciendo que cambia la forma de entender el cine de este siglo gracias a su forma de capturar y meter al espectador —literalmente— en ese transbordador y de hacerles vivir una experiencia tan extrema que los mantendrá sin respiración durante la hora y media de metraje, para a continuación explotar con una carcajada catártica y liberadora.
Autor: Lucía Ros (Blog de cine)
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