martes, 1 de octubre de 2013
Crítica de 'Kon-Tiki'
A lo largo de la historia, no han sido pocos los ejemplos que nos han demostrado lo grandes que hay que tenerlos para plantarse a defender una idea a contracorriente del mundo. El caso es, que cuando un individuo cree en algo ciegamente, defenderá esa creencia por todo y contra todo, por muchas penas que aquello pueda provocarle. La pregunta en estos casos sería cómo un sólo individuo (o una minoría) puede hacer creer al resto que su teoría es la correcta. Thor Heyerdahl decidió que la mejor opción era la de llamar la atención, o lo que es lo mismo, recorrer en una simple balsa 8.000 kilómetros a través del océano Pacífico. Lo que habríamos hecho todos, vamos.
En 1947, el mundo se sorprendía por el entusiasmo del joven antropólogo y aventurero noruego Thor Heyerdahl, quien emprendía un viaje de 8.000 kilómetros a través del océano Pacífico a bordo de la balsa Kon-Tiki. Sus investigaciones le habían hecho llegar a la conclusión que la Polinesia había sido colonizada por los habitantes de América del Sur, llegando desde el Este, y no por el Oeste desde Asia, cómo afirmaban los expertos. Así, decidió probar su teoría, realizando personalmente el mismo viaje que los colonizadores originales y reproduciendo el diseño de la balsa original, para finalmente echarse mar adentro, a la aventura. Una aventura que 'Kon-tiki' regala al gran público y que desde su (maravillosa) escena inicial te atrapa por completo.
Porque sin duda alguna, el atractivo de 'Kon-Tiki' se apoya de forma íntegra en su historia. Una premisa interesante y narrada a buen ritmo lo tiene fácil para enganchar al espectador, y si además está contada de manera verosímil (que no quiere decir realista) acertará por completo. Sin embargo, ese éxito de la cinta en cuanto a la narración de los hechos es lo que acaba por provocar el problema o fracaso de la cinta, el tratamiento de los personajes, vacíos y lejanos al espectador, sin que se produzca un mínimo de empatía o conexión con ellos. Y eso es un problema. Un problema porque 'Kon-Tiki' es una película sobre una hazaña, pero una hazaña realizada por unos pocos personajes que sirven de apoyo a la historia durante la mayor parte del metraje. Y unos protagonistas que el espectador desconoce, son incapaces de transmitir emociones. Y 'Kon-Tiki' no emociona.
Esa incapacidad emocional se ve sustituida por un apartado visual espectacular, que en ocasiones recuerda maravillosamente a la reciente 'La Vida de Pi', y que apoyado en una luminosa fotografía contribuyen en fomentar el espectáculo visual a lo largo de toda la cinta. 'Kon-Tiki' es una película sobre el instinto del hombre hacia la búsqueda de lo desconocido, que sirve además cómo perfecto homenaje al documental (ganador de un Oscar) resultante de aquel viaje, y a los hombres que lo hicieron posible. Una película valiente, que destaca más por sus éxitos que por sus fracasos, lo que le sirvió para coneguir atraer a 900.000 espectadores a las salas en un país de 5 millones de habitantes. Y el público siempre tiene la razón....
Autor: Diego Sánchez Izquierdo (El Séptimo Arte)
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