jueves, 13 de junio de 2013

Crítica de "Un amigo para Frank"


Es un futuro no muy lejano y un hijo regala un robot a un padre con principio de Alzheimer. El robot le ayuda, se hace su amigo, le protege e intenta mejorar su nivel de vida. El ser humano se niega hasta que se va acostumbrando y ve el aspecto positivo de la máquina. Por ejemplo: le puede ayudar a recuperar su gran legado: el robo.

Esta historia, tan común últimamente y a la vez tan extraña, adquiere tintes gigantescos con la actuación de Frank Langella, uno de esos secundarios que en los últimos años de su carrera obtiene el premio del reconocimiento a su formidable labor. Langella, uno de los grandes de Hollywood, consigue transmitir todo lo que la película requiere: ternura, dureza, frialdad despectiva, un horno en ocasiones y, sobre todo logra deslizar la película hacia el fondo de la trama: la humanidad. El trato hacia nuestros mayores, el desapego gradual, el sentimiento de culpa por ese egoísmo innato que nos devora el alma.

La película adquiere altura en este terreno al tiempo que lo pierde en la frugal trama del hurto, demasiado banal, casi desechable. Pero sobre todo, y ante todo, queda Langella en esta joya indie de bajo presupuesto, un trabajo que no recaudará mucho, pero que alimentará el corazón de todos por su tono entrañable y su calado emocional.

Autor: José Manuel Cuéllar (Diario ABC)

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