lunes, 17 de junio de 2013
Crítica de "Insensibles"
Justo tras una semana en la que he tenido una entretenida polémica (en plan bien, ojo) con rafaelgg sobre los tópicos del cine español, él defendiendo que el grueso del cine histórico que se hace aquí se centra en la Guerra Civil, y yo diciendo que en el fondo no se hacen más de 4 o 5 pelis al año sobre el tema y que hay muchas más variedad en nuestro cine de la que se cree, se estrena Insensibles, una peli que nos quita y nos da la razón a ambos.
Insensibles no es una película sobre la Guerra Civil, pero no tendría sentido sin ella. Se trata de la historia de un neurocirujano que tras un grave accidente de coche ve su vida truncada: su pareja fallece, el bebé que esperaban vive pero él es incapaz de conectar con él y para colmo, en las analíticas hechas tras el choque le detectan un cáncer linfático que amenaza su vida. Su supervivencia, tanto mental como física, dependen sin embargo de un pasado que ignora y que está directamente relacionado con un grupo de niños nacidos con una extraña anomalía que les hacía insensibles al dolor.
Construida en dos tramas paralelas, la película avanza en las historias presente y pasada hasta que ambas confluyen con consecuencias dramáticas. La historia del presente es quizás la más convencional, ya que a fin de cuentas se trata de la investigación del protagonista de una serie de claves indispensables para salvarse de su enfermedad. Una primera parte insípida hasta mitad de metraje, que sin embargo se sostiene bien gracias a Alex Brendemühl, que lo clava como de costumbre. Un personaje complejo porque se muestra en buena parte insensible a su entorno, a su hijo y a su familia tras el trauma que acaba de sufrir, pero a su vez angustiado por una enfermedad que pronto pasa a un segundo plano. Lo que realmente devuelve a este personaje su humanidad es una serie de verdades que ignoraba y que se convierten en esenciales para su propia supervivencia.
La historia pasada es, sin embargo, la más potente por original, tierna y cruel. Esos niños insensibles pronto son encerrados en una institución médica por una mezcla de miedo y curiosidad hacia su extraña enfermedad. Uno de esos niños, Benigno, es particularmente especial. Frío en muchos aspectos y sin embargo dotado de una sensibilidad particular y un talento excepcional para entender, gracias a su enfermedad, la anatomía. Hay momentos de gran belleza en esa historia, muchos a partir de acciones realmete desagradables que, desde una perspectiva infantil, son a su vez entrañables y doblemente perturbadores. Mucho de eso se consigue también con un genial casting infantil, una dirección muy acertada, elegante y poco efectista y gracias a un guión que trabaja perfectamente aquellos detalles que unen temporal y emocionalmente distintos momentos de esa trama y también la del presente.
Sin embargo la tensión en ese pasado es patente y pronto estalla la guerra condicionando para siempre la vida y las habilidades de Benigno, que no son pasadas por alto en una época donde determinados dones o se utilizaban de forma interesada, o se destruían por temor a lo diferente. Benigno, en este caso, y no es algo con lo que nos engañen en ningún momento, estaba tristemente destinado a convertirse en algo temible.
Pero no es eso lo más relevante, la película habla, en el fondo, de algo que quizás explique ese constante debate sobre nuestro cine y nuestra historia reciente, y es que sin entender el pasado sólo podemos vivir un presente incompleto y en ocasiones insensible, pero a su vez, la plenitud del presente implica remover hechos dolorosos del pasado, sacar a la luz verdades que, precisamente por serlo, trastocan nuestra comprensión del presente y condicionan también nuestro futuro.
Esto último puede sonar reiterativo y a más de uno le dará canguelo sólo de pensar en tener delante otra película que hable de buenos y malos de forma simplista, pero no es así, Insensibles no habla de rojos buenos y fachas malos o viceversa, habla simplemente, de la necesidad de no tapar el pasado y de aprender del mismo, porque si no, a la larga, las consecuencias pueden resultar nefastas.
Como película, sin duda se trata de un debut muy sólido, muy bien sustentado en una narrativa eficaz y con la sensibilidad ideal para tratar una historia infantil, y por otro lado en la ya larga y muy estimable trayectoria como guionista de Luiso Berdejo.
Autor: Javier Ruiz de Arcuate (lashorasperdidas)
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