Paramount Pictures negocia para adquirir los derechos de la saga Terminator, que a un nivel puramente empresarial es un clusterfuck de proporciones tan salvajes que el caso Bárcenas parece la cura contra el cáncer.
Recapitulemos: Terminator lleva posada en el fondo del váter desde Terminator Salvation y no por motivos relacionados con la calidad del film ni su resultado en taquilla. A grandes rasgos, la compañía que adquirió los derechos, Halcyon Pictures, se declaró en bancarrota en 2009, dos años después del estreno del film. Halcyon inició una demanda contra la financiera Pacificor, quien puso la pasta para que Halcyon comprara los derechos de Terminator. Uno de los reponsables de Pacificor, Kurt Benjamin, fue acusado de varios tipos de fraude y de actuar como agente encubierto entre Pacificor y Halcyon durante la negociación de adquisición de los derechos.
Hete aquí que Annapurna Pictures, la compañía de Megan Ellison (Zero Dark Thirty) compró los derechos por 20 millones de dólares. De esto hace dos años. Seguía faltando dinero para reactivar la franquicia. Entró Skydance Productions, de David Ellison, hermano de. Y finalmente llegamos a hoy.
Paramount está negociando los derechos de distribución para aliviar el coste económico del film y de paso para asegurarse cierta contraparte por su implicación en el proyecto. Skydance y Paramount son viejos conocidos: han colaborado en Star Trek y World War Z.
De momento hay un guión, escrito por Laeta Kalogridis y Patrick Lussier. Había voluntad de fichar a Justin Lin como director, hasta que el director, harto de la falta de concreción del proyecto, se mudó a pastos más verdes. Y lo que queda ahora es el tiempo límite hasta 2019, cuando los derechos regresarán al creador de la saga, James Cameron, tras expirar el plazo de, atención, 35 años después del estreno de la primera entrega.
Autor: Rafa Martín (lashorasperdidas)
Vía: The Wrap
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