martes, 4 de junio de 2013

Crítica de "A todo gas 6"


No se engañen, van a ver lo que van a ver, y si lo saben y les gusta, fliparán. Si quieren ver a coreanos pensando, discurriendo sobre la multitud de la vida y la soledad de la muerte, vayan a otra sala.

Aquí se degusta tanques que aplastan coches como si fueran hormigas, mastodontes calvos que realizan piruetas imposibles y al pesado de Paul Walker, tan en pantalla que cuando sales del cine la parienta te mira, compara, y se ríe de ti, asunto harto fastidioso.

Y todo ello aderezado, y es lo mejor, por la música de ese genio que nos ha salido en los madriles que es Lucas Vidal y que eleva la película más de dos peldaños. Así, lleva la acción, el romanticismo (que algunas gotas hay) y sobre todo el desmadre, a proporciones gigantescas.

La parafernalia montada sobre las autopistas canarias es descomunal. Eso de «ahí tenéis una carretera: destrozadla» lo llevan a extremos nunca vistos en la saga. «¿Queréis caña?, tres tazas» (cien coches destrozaron como quien come churros). El guión es mínimo, la historia convencional y todo está basado en lo de siempre: el buen rollo y la química que destila el reparto coral, que se va ampliando a medida que la saga sube de tono y, fundamentalmente, de dólares. Escenas espectaculares que llegan a la cima de los fuegos artificiales y el mérito de haber convertido lo que en principio era una mera aventura juvenil de coches tuneados, con polis y delincuentes callejeros comunes, en una de las sagas más exitosas que se han visto en Hollywood.

Una vez visto de qué va esto, hay que realizar algunas consideraciones: uno, que alguien cercano  a The Rock le diga que se corte un poco, que el tipo no puede pegar los brazos al cuerpo de cómo se ha puesto. Si se quiere rascar un costado va a tener un serio problema. Dos: mal asunto eso de cargarse a la israelí Gadot. Ni está bien elegido el cadáver ni gusta a la taquilla. Tres: Pataki queda más tirada que una colilla, y duele al honor patrio. Cuatro: Walker, esfúmate. Molestas a la humanidad masculina. Y quinto: Diesel colecciona héroes de oro en la repisa del baño: Riddick, Toretto, XXX, y en cada personaje, clic clac...

Añadan lo que viene tras los títulos de crédito: «Toretto, tú no me conoces, pero me vas a conocer...». Y aparece Statham, con esa frente despejada de sutileza y rellena de mala leche destilada. Otro que se sube al carro tuneado porque la séptima entrega ya está en camino, pero sin Lin...

Autor: José Manuel Cuéllar (Diario ABC)

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