Impoluto ‘thriller’ con los cinegénicos Eric Bana y Olivia Wilde.
¿Hacia dónde nos dirigimos cuando hablamos del “hogar”?, y ¿puede el amor sobreponerse a la herencia de la sangre? Ambas preguntas sobrevuelan este impoluto
thriller que protagonizan los cinegénicos
Banna, Wilde y Hunnam, con añejos secundarios, como
Kristofferson o
Sissy Spacek, cobijándose
al abrigo de su espigada sombra. La película comienza in media res, con
los hermanos Liza y Addison aproximándose a la frontera canadiense con
un botín en su regazo y con esa nevasca que otorga carácter y
filiaciones al filme, con Fargo a la cabeza. De repente, el neumático
del coche estalla (el accidente es la primera de las vigorosas y
concisas secuencias de acción), y los hermanos quedan a la deriva,
separando desde entonces sus destinos. Mientras Liza es recogida por
Jay, un ex convicto también en huida y de regreso al hogar, Addison se
ve envuelto en una espiral de violencia en medio de espectaculares
paisajes del Michigan más septentrional. Por lo tanto,
Deadfall (título origina) se cuenta bajo la perspectiva y la voz en off de Addison, y
se
conforma como un relato en vacío cuyas bifurcaciones paterno filiales
progresan inexorablemente hasta la culminante Cena de Acción de
Gracias.
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