lunes, 20 de enero de 2014

'El lobo de Wall Street', sexo, drogas y estafas bursátiles


Durante las próximas semanas vamos a ser testigos de infinidad de discusiones sobre la película que merece llevarse para casa el Oscar reservado para la mejor película de 2013. Eso sí, antes seremos testigos de los comentarios sobre nominaciones inmerecidas y ausencias difíciles de justificar cuando se anuncien las candidatas dentro de apenas unas horas y tengo la sospecha de que ‘El lobo de Wall Street’ (‘The Wolf of Wall Street’, Martin Scorsese, 2013) podría ser una de las grandes protagonistas del segundo apartado —aunque seguramente no en la categoría reina al poderse nominar a más de cinco títulos—.

Una de las grandes pegas de los Oscar es que muchas de las candidatas se estrenan en España con retraso, un mal comprensible, ya que en nuestro país se estila mucho lo de ver todas las nominadas, incluso aquellas que en condiciones normales mucha gente dejaría pasar de largo y como mucho descubriría con meses o incluso años de retraso. Es una pena que ‘El lobo de Wall Street’ sea uno de esos casos, ya que estaba previsto que su estreno en nuestro país tuviera lugar el pasado 25 de diciembre —fecha en la que llegó a los cines de Estados Unidos—, lo cual me hubiera permitido incluirla en mi lista de las mejores películas de 2013 —como mínimo hubiese llegado al Top 5—, ya que estamos ante el título más conseguido de los cinco hasta la fecha en los que han colaborado Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio.

Leonardo DiCaprio, el lobo de Wall Street


Ya entraremos más adelante en la excepcional labor de Scorsese tras las cámaras, pero primero conviene hacer justicia aclarando que ‘El lobo de Wall Street’ es una película que jamás hubiera salido delante de no ser por la insistencia de DiCaprio. El propio actor no ha tenido problemas en reconocer que ‘El aviador’ (‘The Aviator’, Martin Scorsese, 2004) y la que ahora nos ocupa han sido las únicas cintas en las que ha abusado un poco de su condición de estrella para que llegasen a hacerse. A él tenemos que agradecerle la existencia de esta gran película.

Una vez visto el resultado es muy fácil de entender el motivo de la insistencia del protagonista de la excepcional ‘Atrápame si puedes’ (‘Catch Me If You Can’, Steven Spielberg, 2002) por dar vida a Jordan Belfort, un personaje real con muchos puntos en común con el también verídico Howard Hughes —ambos son millonarios excéntricos muy aficionados a la compañía femenina y con un grave problema de adicción a las drogas—. La diferencia más importante es el acertado tono, tanto de la propia película como de la interpretación de DiCaprio.


Si algo nos ha demostrado el protagonista de ‘Infiltrados’ (‘The Departed’, Martin Scorsese, 2006) en lo que llevamos de siglo XXI ha sido que estamos ante uno de los mejores actores de los últimos tiempos, pero el dramatismo y la contención habían sido la notas dominantes de su carrera. Pues bien, podéis ir olvidándoos de ello en el caso que nos ocupa, pues DiCaprio no tiene problema en echar mano de todos los excesos posibles —memorable la escena con él teniendo que ir arrastrándose por el suelo— para mostrar su lado más cómico.

Eso sí, no entendáis los excesos como algo negativo, ya que en ningún momento hace acto de presencia la temible sobreactuación, una técnica que solamente unos pocos elegidos saben controlar a la perfección. Además, también tiene la oportunidad de mostrar su lado más inocente —grandiosa la charla que tiene con un tan fugaz como brillante Matthew McCounaghey— o para simplemente volver a recordarnos su gran dominio de las escenas dramáticas cuando la acción lo requiere.

Y además DiCaprio también hace gala de un derroche de carisma sin igual —hasta cierto punto podía entender a los que le criticaban por ser demasiado neutro, pero eso no sucede aquí— y una presencia arrolladora. DiCaprio se come la pantalla —memorable en la escena en la que se dirige directamente a los espectadores—, nos seduce tanto a nosotros como al resto de personajes —excelentes sus arengas a los empleados de su compañía— y nos muestra que muy pocos pueden competir a día de hoy con él en una batalla de talento interpretativo. Bravo.

El sello Scorsese


Son cada vez más las películas que cuentan con grandes actuaciones —aunque muy pocas al nivel de la de DiCaprio aquí—, pero que naufragan totalmente en el resto de apartados. Por suerte para nosotros, eso era algo impensable teniendo tras las cámaras a Scorsese, pero es que el realizador de joyas como ‘Uno de los nuestros’ (‘Godfellas’, 1990) o ‘Toro salvaje’ (‘Raging Bull’, 1980) consigue con ‘El lobo de Wall Street’ uno de los mejores trabajos de toda su dilatada y prestigiosa carrera.

Es una pena que una maravilla como ‘Jo, qué noche’ (‘After Hours’, 1985) esté lejos de tener el mismo prestigio que otras obras suyas cuando se trata de una gran comedia muy realzada por su trabajo de puesta en escena. La mención a dicha película no es una mera casualidad, ya que es el título de su filmografía que más vino a mi mente mientras veía ‘El lobo de Wall Street’, pero mientras que una se basa en la concatenación de desgracias que sufre el pobre personaje interpretado por Griffin Dunne, la otra simplemente permite ese ritmo frenético por el salvaje estilo de vida de su protagonista.

Si por un lado tenemos a DiCaprio arrasando con todo, por el otro Scorsese sabe exactamente qué tiene que hacer en todo momento para manejar el tempo e impulsar una escena si lo que está sucediendo provocaría un pequeño bajón o simplemente para hacer que las actuaciones brillen —impecable todo el reparto, incluyendo a aquellos con una presencia meramente testimonial— aún más. Y todo ello sin dejar en ningún momento la sensación de acomodarse echándose hacia atrás, dejar que sean el resto de elementos los que hagan que la película destaque o asumiendo excesivo protagonista. Otro bravo para él.


En definitiva, ‘El lobo de Wall Street’ es una estupenda película que podría haber sido fácilmente sobresaliente de no perder algo de fuerza durante sus últimos minutos —aunque es algo inevitable dado el camino que ha de seguir argumentalmente hablando—. Eso sí, nunca deja de ser entretenida —todo un logro teniendo en cuenta que estamos ante una comedia de 3 horas de metraje—, tanto DiCaprio como Scorsese dan lo mejor de sí mismos y tengo muy claro que ocupará un lugar de privilegio cuando dentro de unos meses realice mi lista de mejores películas estrenadas en España en 2014.

Autor: Mikel Zorrilla (Blog de cine)

 



 

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