jueves, 8 de agosto de 2013

Crítica de "Lo que el día debe a la noche"


Alexandre Arcady adapta la novela de Yasmina Khadra para contar, a través de la educación sentimental de un adolescente, la historia de ese Orán que recorrió el siglo XX. Planteado como un gran drama romántico (casi serial) de casi tres horas, el filme sigue el modelo de superproducciones norteamericanas con una filosofía acertada: alejándose de ellas para, contradictoriamente, acercarlas. Muy a la manera de un Lean (un Lean, claro, 50 años más tarde) o un Minghella revisitado (un Minghella, claro, 20 años más tarde), el espectador atraviesa la vida del joven Younes cuando traspasa fronteras, permitiendo al filme hacer un interesante mosaico sobre la vida árabe de mediados del XX. Ahí están, en embrión, todos los microconflictos que luego se desencadenarían en las siguientes décadas (y aún están en ello) como esenciales en la existencia de Oriente próximo: el pro-norteamericanismo y el anti-norteamericanismo; la sexualidad y la religión; o la brutal diferencia de clases sociales.

Esto, más que su deriva hacia la pulp fiction romántica, su realización o sus interpretaciones, es lo que interesa. Su capacidad para diseccionar, mediante la mirada de un humano que se va haciendo viejo y no olvida un amor perdido, eso que ocurrió para que ahora estemos aquí, en estas condiciones.

Autor: Eduardo Galán (Cinemanía)

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