lunes, 26 de agosto de 2013

Crítica de "El llanero solitario"


En un universo regido por la fría lógica mercantilista, desempolvar a un personaje de serial radiofónico y televisivo como 'El Llanero Solitario' conllevaría hacerlo desde la nostalgia espectacularizada o la parodia distanciada. Cualquier cosa antes que la opción que los responsables de esta rematadamente rara e hiperbólicamente bizarra película han elegido: el revisionismo alucinógeno y el slapstick keatoniano (por Buster) bigger than life. Su única concesión a las reglas del blockbuster (esa set piece magistral protagonizada por dos trenes desafando todas las reglas físicas posibles) resulta incluso demasiado sofsticada y excéntrica para los cánones del palomiterismo mainstream. Brilla en esa media hora frenética fnal la vena cartoon de un Gore Verbinski menos encorsetado que en su trilogía pirata Disney, ese Verbinski que ya se aproximara al western en aquel Leone posmoderno titulado 'The Mexican' (2001).

Pero, ¿y antes? Antes asistimos a una depuración del blanco justiciero enmascarado y su compañero indio desde una estructura deudora tanto de la obra teatral de Arthur Kopit (y posterior film de Robert Altman) 'Bufalo Bill y los indios' (1976) como de 'El Topo' (1970), de Alejandro Jodorowsky. Un trip desértico de peyote poblado de pesadillas, absurdo y conejos.

Autor: Fausto Fernández (Fotogramas)

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