jueves, 26 de diciembre de 2013
'La vida secreta de Walter Mitty': LIFE
El lema de la primera edición de la revista LIFE era “Mientras haya vida, hay esperanza”, con el que sentaron de antemano los principios y políticas para sus lectores: “Nosotros deseamos que se diviertan con esta publicación… Nosotros trataremos de domesticar tanto como podamos la alegría casual que merodea en un mundo poco amistoso… Nosotros tendremos algo que decir de la religión, acerca de la política, modas, sociedad, literatura, teatro, la bolsa de valores y la estación de policía, y diremos lo que nuestra mente nos diga sea justo, verdadero y decente como lo conocemos”. Y algo así es 'La vida secreta de Walter Mitty', la cual sencillamente se puede definir como LIFE. O cine buenrollista en su vertiente más populista, eso siempre cuando viene firmado de la mano de alguien como Ben Stiller.
En un discurso Henry Luce, fundador de Time, Fortune, Sports Illustrated y People, describió de la siguiente manera los objetivos de la publicación que en 1936 había comprado para dar prioridad total a las imágenes: «Ver la vida, ver el mundo, ser testigos de grandes eventos; [...] observar cosas extrañas [...], ver cosas que están a miles de kilómetros, cosas escondidas detrás de los muros de las habitaciones, cosas peligrosas, [...] buscar y adquirir placer al ver, ver y asombrarse, ver y aprender; por lo tanto, ver, y no sólo ser visto, es ahora y siempre será la nueva esperanza de la humanidad». To see LIFE, see the world. Esa es la determinación que toma casi sin proponérselo el personaje de Ben Stiller en 'La vida secreta de Walter Mitty', personaje con el que resulta complicado no identificarse... como resulta complicado no rendirse al evidente y claro mensaje de esta "feel good movie", más no necesariamente a la película (se admite a concurso). Porque de todo tiene que haber y la amabilidad con la que Stiller tiende su mano hay quien puede entenderlo como un gesto de debilidad, de blandeza.
De la misma manera que en 'Los becarios' se echaba mano de Google, en 'La vida secreta de Walter Mitty' se echa mano de la ya extinta revista LIFE. Aunque la similitud entre ambos filmes acaba ahí, por suerte. Y es que a diferencia de sus colegas, Owen Wilson y Vince Vaughn, Stiller pretende ganarse la billetera de la audiencia a través de su orgullo como cineasta, experimentando un considerable paso adelante en lo que a prestaciones (y ambiciones) cinematográficas se refiere; especialmente, salta a la vista (atención a su extraordinaria fotografía), a nivel de dirección. Stiller sabe ser serio de la misma manera que sabe no serlo, justo el punto exacto en donde juega este "Mitty". Este cuento para adultos pretende ser una exaltación nada disimulada y tal vez gratuita de la vida, el clásico canto optimista que podríamos resumir tatareando el 'Always look on the bright side of life' de los Monty Python. Walter Mitty es un hombre esclavo de sus sueños y fantasías que no ha hecho nada en la vida por una sencilla razón: miedo. Eso, y que el mundo de los sueños es más bonito, cómodo y seguro. ¿Les suena?
Es esta empatía innata que sugiere, tanto de la historia como de un personaje sazonado por la apariencia cotidiana de Stiller, lo que unido a su poderío audiovisual especialmente durante su primera mitad, lo que nos predispone ingenuamente a sentirnos partícipes de una aventura que arrolla con el indudable buen rollo que transpira. Quizá no por casualidad en esta producción de la Fox se siente la presencia del último filme de Ang Lee, producido por aquella. Los valores son los mismos, lujo y técnica rendidos a una historia humana. Pero Stiller ni es Lee ni 'Walter Mitty' es tan rematadamente redonda como lo era 'Pi': en lo que en Lee parecía un instinto fluido y natural en Stiller aparenta ser impostado, e incluso un tanto artificioso. Y aunque esto no le resta ni un ápice de interés a sus numerosas reflexiones, en especial el momento con Sean Penn en escena, si carece de ese corazón para que la experiencia resulte tan arrebatadora como debería. 'La vida secreta de Walter Mitty', como fábula, se disfruta y mucho, pero su alegría no nos impulsa a la salida del cine a desprendernos del móvil y empezar a vivir un poco más con un poco menos... para entendernos.
Es quizá esta relativa ausencia de naturalidad, la misma que atenaza a la fría y distante '12 años de esclavitud', el único pero serio que le podemos echar en cara a una cinta por demás muy seria que en cierto sentido recuerda a 'El curioso caso de Benjamin Button', y no sólo por la escena en la que se le rinde tributo directo. La experiencia, repetimos, la experiencia está bastante bien, pero no está de p. madre. Stiller demuestra eso sí su validez como actor/director a tomar en serio más allá de dudosas noches en el museo y demás juergas socio-festivas con o sin Owen Wilson a su lado. La cinta muestra un notable temple dramático y está plagada de brillantes apuntes narrativos, por no mencionar lo logrado que esta su descenso progresivo hacia una realidad cada vez más exenta de lujos audiovisuales no necesariamente alegre, pero sí ante la que siempre hay que ser optimista. Cabe entenderlo como lo que es: no hay mayor aventura que la vida. LIFE. Y en ese sentido este 'Walter Mitty' es tan relativamente imperfecta como tan relativamente disfrutable es la vida. Porque a una película así no se le puede y/o debe negar la sonrisa. Y ahí está la clave.
Autor: wanchope (El Séptimo Arte)
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