martes, 19 de marzo de 2013
'Jack el caza gigantes': Una pequeña gran aventura
Llama la atención que 'Jack el caza gigantes' haya costado la friolera de 200 millones de dólares, una cifra del todo excesiva para una producción cuyo corazón es tan humilde como el de su protagonista y que debería de estar reservada sólo a auténticos fenómenos sociológicos como pueden ser El Hobbit... por más que en varios aspectos la nueva película de Bryan Singer sea superior a la última de Peter Jackson, siendo el más relevante el de una efectividad adaptada a un metraje bastante más razonable. A la manera en que lo era el intento fallido por parte de George Lucas de adaptar precisamente a J.R.R. Tolkien, más popularmente conocido como 'Willow', este Jack es un honesto relato de aventuras carente de más pretensión que la más noble y respetable de todas, la de entretener de principio a fin.
Y la respuesta es que sí, que más allá de cualquier otra consideración que podamos encontrar (que haberlas como las meigas, haylas) 'Jack el caza gigantes' cumple con su ambición y con el espectador (de buen corazón) al entretener a lo largo y ancho de sus algo menos de dos horas de duración, las cuales se pueden disfrutar sin tener que recurrir al incómodo vicio cada vez más extendido entre los muchos imbéciles de este mundo de poca fantasía de consultar en el móvil asuntos tan triviales como, no sé, si Habemus o no Habemus Papam, una de tantas experiencias que pueden hacer de una visita al cine algo verdaderamente estresante. Una falta de pretensiones a la que se aplica con tanta determinación como honestidad, dos cualidades que junto a su humildad para ejercer como inofensivo pasatiempo para toda clase de público (de buen corazón) y con algo de pelo en las partes nobles hacen de ella una propuesta tan agradable de ver como simpática de recordar, ideal para hacer tiempo sin perder el tiempo.
Bryan Singer, alejado definitivamente de la senda del llamado cine oscarizable que hacia presagiar su carta de presentación -'Sospechosos habituales'-, y antes de que los X-Men le absorban a la manera en que la Tierra Media ha absorbido a Peter Jackson, pone una vez más con nobleza su nombre al servicio del bien común y se confirma como un digno artesano para su uso razonable en distracciones de categoría, cumpliendo en sus funciones de la misma manera que ya lo ha hizo en la infravalorada 'Valkiria' (mención que aporto por mero capricho personal). Una realización que al igual que el resto de sus partes -salvo los evidentes efectos especiales o la muy reivindicable banda sonora de John Ottman- destaca por su supeditación a la máxima de que lo importante es no destacar, sino narrar de forma eficaz y sobre todo con sencillez este cuentecillo inofensivo por otro lado tan intrascendente como suelen ser los productos de DreamWorks Animation. Y los actores por su parte bien, gracias.
Este Jack, ahora que está tan de moda echar mano de los años 80 como referente, recupera el sabor del inocente e ingenuo cine de aventuras de aquella década en la que se agolpaban títulos como 'Willow', 'La princesa prometida' o 'Lady Halcón', por citar tres de los mejores y más conseguidos ejemplos que merece la pena que recordemos y/o recuperemos del olvido. Y aunque a diferencia (y a distancia) de estas tres Jack no sea capaz de emocionar si es al menos, sospechamos, una de las mejores versiones que de aquel tipo de cine podemos esperar de un siglo XXI mucho menos entrañable y tan condicionado por unos omnipresentes efectos CGI, que si bien lucen como se supone que deben amenazan con una fecha de caducidad de igual manera que los creados por Ray Harryhausen. Esta fría dependencia de los efectos digitales incluso para ir a mear, este despilfarro visual equivalente al derroche del dinero público en queridas, es tal vez el mayor obstáculo ante el que tenemos que hacer oídos sordos para disfrutar plenamente de la función.
Si el cine son sensaciones la que nos deja al terminar 'Jack el caza gigantes' es bastante buena, lo suficiente como para que se aconseje dejar de lado la calumnia gratuita de quien parece ser necesita echar un polvo para volver a ver el mundo con cierta alegría, si es que alguna vez lo ha visto de buena gana. Claro que Jack ni es perfecta ni es grande por más que demuestre la suficiente habilidad como para ir de menos a más, no perder el tiempo en tonterías (aunque ella misma lo sea), no caer en excesos ni artificios o hacer coincidir su clímax con el final de la película, algo en lo que fallan muchos de los filmes de acción y/o aventura. Puede que tenga poca entidad propia, que el abuso digital le reste credibilidad emocional a los gigantes, que la cinta adolezca de una cierta indefinición a la hora de fijar su público (con cierto detalles que ponen en entredicho su teórica afiliación al cine para todos los públicos), que... puff, no sé, que algunos actores no parezcan tener claro si es un drama o una comedia, y por ende no haya una aglomeración de chistes a lo Jack Sparrow como cabía esperar. Pero lo que importa, lo que verdaderamente importa... es que entretiene, y mucho, y además lo hace con respeto y educación. ¿Algo más?
Autor: Juan Pairet Iglesias (El Séptimo Arte)
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