martes, 5 de marzo de 2013
Hansel y Gretel: Cazadores de brujas
No hay duda de que los hermanos Grimm eran sumamente retorcidos, pero también lo suficientemente sensatos como para saber cuándo frenar. Imaginarse cómo serían los otros hermanos, los de la ficción, 15 años después de ser secuestrados por la bruja en la casa de chocolate más amarga de la literatura universal, debió antojárseles tarea desmesurada, o sencillamente, innecesaria. Tommy Wirkola, que parió la original y brutal Zombis nazis (2009), no lo ha pensado así y se aventura en una película menos ingeniosa y divertida que aquélla –aunque añada ciertos toques de humor negro–, en la que Hansel y Gretel presumen de una insaciable sed de venganza. Tal vez, demasiada. Recuerda a Van Helsing, claro, pero sólo por los trajes de cuero de estos cazarrecompensas.
Wirkola se excede en la parafernalia –añade unas armas tan aparatosas que no las llevarían ni Los mercenarios–, y deja de lado algo tan llamativo como la caracterización, demasiado pobre, de las villanas del cuento, más bien señoras rencorosas, cuyos conjuros parecen sacados del Quimicefa. Ni Jeremy Renner nos resulta simpático cuando gasta bromas, ni a Gemma Arterton nos la creemos como chica dura. Habrá quien recuerde Crepúsculo, y no sólo porque el troll se llama Edward.
VEREDICTO: Ojalá la malvada bruja se hubiese comido a los hermanos.
Autor: Mariló García
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