martes, 24 de septiembre de 2013

Crítica de «Thérèse D.»

La lágrima negra de Thérèse Desqueyroux en el cartel de la película es lo más sugerente de esta adaptación de la novela de François Mauriac, de la cual ya hizo una notable versión Georges Franju a principios de los años sesenta, donde recogía al trágico personaje a su salida del Palacio de Justicia tras su inexplicable acto


En la visión que hizo Claude Miller en 2012, justo antes de morir, la historia se narra de forma lineal y recoge al personaje de Thérèse en su adolescencia para ir contando su peripecia personal y social, su matrimonio, su fracaso, su caída en los infiernos...

Pero, la sosería de la película no proviene de su linealidad sino de la impotencia de Miller para hacer "visibles" los desajustes de su protagonista, interpretada con absoluta frialdad por Audrey Tatou y sin acertar nunca en la tecla de la empatía con el espectador; un melodrama ardiente pero apagado, impecablemente filmado en sus figuras y sus fondos, que sí transmite la naftalina del lugar y la época, pero no el argumento interior de esta mujer enjaulada y existencialista, y extrañamente impermeable a los sentimientos (de pareja, maternales, familiares...) que adolece.

Una película a la que le falta sal, o suciedad, o neblina, o algún alarido.

Autor: E. Rodríguez Marchante (ABC)

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