miércoles, 20 de febrero de 2013
Crítica de "La jungla: Un buen día para morir"
La Jungla 5 (título oficioso) juega bien sus dos principales bazas: Bruce Willis y la apuesta por el “más difícil todavía”. Willis vuelve a interpretar a John McClane, el personaje al que todo debe, de nuevo desde esa perspectiva en la que se está especializando últimamente: héroe de acción veterano. Lo hemos visto en Los Mercenarios 2 y lo veremos otra vez en la nueva película de G. I. Joe. Y si en los 80 y los 90 Willis era el mejor ejemplo del working class hero, el tipo que es golpeado y vapuleado durante todo el metraje –igual que Harrison Ford en la piel de Indiana Jones–, aquí demuestra que ha envejecido estupendamente. Casi milagrosamente.
Esta vez McClane corre, salta, dispara, conduce y, aquí llega el más difícil todavía, vuela. Mientras que Indy consagró el paradigma del veterano héroe con artrosis, McClane se descarta con un sonoro “There is no school like the old school”. McClane es al cine de acción lo que los Rolling Stones al rock and roll.
En La Última Cruzada un soberbio Sean Connery le daba magistralmente el relevo a Ford, de James Bond a Indiana Jones… para que años más tarde Shia LaBeouf lo perdiera haciendo el mono por la selva peruana. En esta ocasión McClane lo deja muy claro al reencontrase con su hijo: “No somos una familia de muchos abrazos”. Aquí el macguffin de McClane es ir a buscar a su hijo a Moscú para luego hacer lo suyo.
El relevo generacional está ahí, pero el protagonismo sigue siendo para el veterano. Ni la disfuncional relación paterno-filial, ni la redención de McClane como padre deficiente, ni en general la trama, tienen mayor importancia a la hora de encadenar una de las persecuciones de coches más espectaculares de los últimos años con un tiroteo tras otro. En Pulp Fiction le decían a Willis que “no existe el gran día para los boxeadores veteranos”. Y McClane seguramente ha visto pasar ya su gran momento. Pero como Jagger, Richards y cía –por algo suenan al final de la peli–, es ajeno al paso del tiempo, continúa ofreciendo el mayor espectáculo del mundo. Quien tuvo, retuvo, y esta nueva Jungla se disfruta con una sonrisa de inmaduro treinteañero durante todo el metraje.
Autor: Chema Mansilla (Cinemanía)
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