lunes, 25 de febrero de 2013

'Blue Valentine': Diseccionando sentimientos


Dos años son los que han tardado las distribuidoras en traernos a las salas de cine una de las mejores películas de 2010. 'Blue Valentine', la ópera prima de Derek Cianfrance, su director. No ha pasado desapercibida en el mundo del cine, ni en su año de estreno ni en los dos siguientes hasta que se ha lanzado aquí en nuestro querido país. De hecho fue en el Festival de Gijón donde tuvo una gran exito y obtuvo el galardón por parte del jurado joven. Su pareja protagonista, Ryan Gosling y Michelle Williams, a parte de que sean dos de los mejores talentos que nos podemos encontrar en el panorama artístico estadounidense, realizan aquí una labor interpretativa descomunal, que más adelante profundizaremos. A modo de primer pellizco decir que ambos estuvieron nominados al globo de oro por sus actuaciones y a la de Michelle habría que sumarle su nominación al Oscar.

Dean Pereira (Gosling) y Cynthia "Cindy" Heller (Williams) son una pareja casada con una preciosa hija. Esa es la premisa que se nos muestra de primeras el trama genialmente organizada por los guionistas Derek Cianfrance, Cami Delavigne y Joey Curtis. Son una pareja con problemas, con problemas de comunicación, de autoestima, de sentimiento... cualquier pequeña rencilla en su relación se convierte en una disparatada lucha por alzarse con el poder que a veces creemos que necesitamos en las parejas. A partir de aquí la película se convierte en un viaje sentimental por dos etapas de las vidas de nuestros dos protagonistas. Desde uno y otro escenario se nos van dando las claves de por qué su matrimonio se está desmoronando cuando en sus comienzos fue todo lo contrario. Donde una canción, un baile o una caricia se sentía como una bocanada de aire fresco. La relación que tenía ella anteriormente y de la que intenta escapar, une a esta curiosa pareja. La noticia de que ella está embarazada cuando la relación ya está casi establecida no ceja el empeño de Dean por estar con Cindy. El problema viene cuando ya llevan unos años con la relación: el está cansado de su situación y ella de él. Los problemas por acercarse el uno al otro son evidentes y la cosa acaba como debe acabar.

Cianfrance disecciona de forma certera y lúcida el bagaje emocional y sentimental en una relación amorosa condenada al ocaso. Cada secuencia de la película respira sentimiento, casi en su totalidad de amargura, ya que el tono casi unánime de la película, debido al maravilloso montaje, es el de tristeza por la separación que se avecina. El director nos muestra una situación extrañamente familiar y cercana. Te ves reflejado en la película, y el que no haya tenido problemas con sus relaciones que tire la primera piedra. El amor se desgasta, o al menos esto nos muestra la cinta, los rencores no tienen cabida en una relación, la mala praxis de los conyugues hacia si mismos y el que se encuentra a su lado no es el camino para una relación duradera. La capacidad del director para plasmar estos sentimientos, es de aplauso, mínimo.

El equipo técnico que acompaña a la película no se queda atrás, con una fotografía estupenda muy del cine independiente (sabiendo que aunque sea así tiene mucho del cine y la calidad técnica de hollywood) y una dosificación del montaje milimétrico para llevar en volandas un ritmo lento que acompaña delicadamente a la historia. Me gustan mucho las escenas de cámara en mano, muy buenos por parte de Cianfrance. Una música espectacular que corre a cargo de el grupo Grizzly Bear de varios de sus discos.

Para ir terminando podemos decir que lo mejor de la película sin duda son las magníficas actuaciones de Gosling y Williams, quienes se meten en la piel de los personajes. Ambos fueron productores ejecutivos, y se nota que ayudaron más allá de sus poderosas actuaciones. Ambos aglutinan en este film los mejores recursos de su carrera. Podríamos decir que la película es como 'El Diario de Noa' pero con la máscara quitada, como si la capa de pastelería palomitera que nos encontramos en la cinta, que también protagoniza Gosling, nos encontrásemos, sin embargo con un discurso veraz de montaje y dirección sencillas, que buscan dejarte un sentimiento parecido al que ellos mismos pueden sentir.

Autor: Ricardo Robles (El Séptimo Arte)

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