Es cierto que uno no debería dejarse llevar por ideas preconcebidas a la hora de encarar cualquier película, pero es algo bastante difícil de conseguir, en especial en casos como el de ‘El Hombre de los Puños de Hierro‘ (The man with the iron fists, RZA, 2012). ¿Por qué digo esto? Pues porque todo lo que rodeaba a la película incitaba a pensar en un simple entretenimiento que quería adoptar el estilo de Quentin Tarantino para ofrecer un festín gore que hiciera pasar un buen rato a los cinéfilos que no quisieran complicarse demasiado. El problema es que a la hora de la verdad ‘El Hombre de los Puños de Hierro’ no sabe lo que quiere ser, padeciendo una bipolaridad en sus objetivos que acaba convirtiéndose en el cáncer que acaba destruyéndola.
La inutilidad de RZA
El salto a la dirección y escritura de películas del actor y, sobre todo, rapero RZA con ‘El Hombre de los Puños de Hierro’ ha acabado rozando lo desastroso, aunque por motivos bien diferenciados, aunque seguramente el guión, en el que también colabora el temible Eli Roth, sea el eslabón más débil de la película.Nunca será un problema que cualquier ficción audiovisual quiera conjugar el uso de una trama dramática en la que no haya espacio para las bromas con otra faceta más gamberra, siendo lo más habitual empezar por lo segundo para que el espectador se encariñe con los personajes y así sea más efectiva la puñalada emocional cuando uno de ellos muera o le suceda algo especialmente traumático. Bien hecho es muy efectivo y seguro que todos recordaréis algún caso de este estilo que os haya gustado sobremanera, aunque las cosas se complican cuando es algo que no se hace mal. El caso de ‘El Hombre de los Puños de Hierro’ es una muestra de completa inutilidad en este apartado, ya que RZA y Roth no se limitan a fallar estrepitosamente a la hora de conjugar ambas facetas, sino que no consiguen estar a la altura de las circunstancias en esas dos caras de la película: Es aburrida, pesada y torpe en su historia seria, mientras que cae en lo redundante y cansino cuando toca dar rienda suelta a todos los excesos habidos y por haber.
No creo que tenga mucho interés para vosotros el recordaros la historia de ‘El Hombre de los Puños de Hierro’, pero digamos que es un cruce de codicia por la existencia de una gran cantidad de oro que muchos quieren para sí, historia romántica y una grave traición familiar. La primera es el auténtico hilo conductor, pero no hay grandes novedades ahí y acaba resultando un tanto cansina, mientras que la segunda, que debería servir para definir al protagonista, es una retahíla de tópicos mal presentados y la tercera un guirigay sin ningún interés por la incapacidad de RZA y Roth para conseguir que el espectador se interese lo más mínimo por ella.
Pasando ya al trabajo de RZA tras las cámaras, no hay problemas en decir que padece de personalidad múltiple en lo referente a la puesta en escena. Por lo general, se limita a componer planos sin especial atractivo para que la historia vaya avanzando, pero deja salir a escena un intento de copia cutre de Quentin Tarantino, en especial a su ‘Kill Bill: Volumen 1’ (Kill Bill: Volume 1, 2003). Es entonces cuando se convierte un todo vale en el que se mezclan la pantalla dividida, el uso de la cámara lenta, las cortinillas y demás parafernalia (especialmente triste es un momento normal en el que, para subrayar las emociones de un personaje, utiliza un absurdo y mareante movimiento de cámara circular) para intentar atrapar la atención del espectador. Yo reconozco que soy el primero en defender que películas como ‘Shoot ‘Em Up (En El Punto de Mira)‘ (Shoot ‘em up, Michael Davis, 2007) son grandísimos entretenimientos, pero la esquizofrenia de RZA tras las cámaras y el hecho de no apostar abiertamente por esa faceta destruyen sus posibilidades en este apartado.
Aparte del flojísimo guión y de su incapacidad – plano por una parte y una imitación muy cutre de Tarantino por la otra- para levantar la película a través de la puesta en escena, RZA también se ha reservado el papel protagonista, faceta en la que demuestra que no lo hace mejor por mucho que tenga más experiencia en ese campo. Espero que nadie se tome la comparación por dónde no es, pero viéndole no podía dejar de pensar en una especie de versión de Idris Elba con una incapacidad total para expresar cualquier cosa con su rostro y con una ausencia total del talento interpretativo del protagonista de la televisiva ‘Luther’
Otros detalles de ‘El Hombre de los Puños de Hierro’
Una cosa de agradecer es que la película no se corte con el uso de la sangre, un punto (casi) siempre marginado a la hora de mostrar la violencia en pantalla, pero la falta de un punto de apoyo hace que su visceralidad en este aspecto acabe siendo un añadido. Similar sucede en el caso de las, eso sí, trabajadas coreografías, pues acaban uniéndose a la sensación de aburrida monotonía que predomina a partir de unos primeros 15 minutos aún llevaderos por la incapacidad de RZA por explorar la belleza visual que se puede extraer de una buena pelea cuerpo a cuerpo o de los movimientos imposibles que se llevan a cabo cada dos por tres.
En el reparto también encontramos un par de cosas que conviene destacar quizá no positivamente, pero sí bien ejecutores de la función que tenían encomendada y un trabajo al menos aceptable de sus intérpretes. El primero, y más destacable, es un Russell Crowe que deja claro que es el único capaz de equilibrar el tono de seriedad y su naturaleza como espectáculo lúdico-festivo, pero su personaje aparece y desaparece de forma un tanto gratuita. Agradable es también la presencia de Dave Bautista porque simplemente tiene que mostrar una faceta suya que ya había explorado con buenos resultados en su antigua faceta de luchador de wrestling: Ser un cabrón despreciable que se divierte infringiendo dolor físico a los demás. Eso sí, su rol como monstruo casi indestructible no podría estar más desperdiciado más allá de su primera aparición. Lucy Liu también cumple muy bien en sus primeras apariciones con Crowe, pero luego se deja llevar por la mediocridad imperante del resto del reparto, sobre el cual ni merece la pena hacer más comentarios.
En definitiva, ‘El Hombre de los Puños de Hierro’ quiere ser una película seria, pero fracasa estrepitosamente al partir de una historia tópica y mal llevada, algo que intenta compensar a través de la demencial coreografía de las escenas de acción, pero no lo consigue. El bagaje es un batiburrillo que arranca alguna sonrisa de complicidad durante sus primeros minutos y nada más, ya que el aburrimiento no tarda de hacer aparición ante la incapacidad de RZA por definir la personalidad propia de la película, y es que hay que tener mucho talento para saber combinar los dos tonos contrapuestos que utiliza, pero la mezcla es imposible que cuaje si ya por separado resultan, como mínimo, decepcionantes. Es mejor que la lamentable ‘En La Mente del Asesino’ (Alex Cross, Rob Cohen, 2012), por compararla con otro título reciente, pero no lo suficiente como para merecer vuestro tiempo y dinero. Ahorrárosla.
Autor: Mikel Zorrilla (Blogdecine)
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